miércoles, 30 de abril de 2008

Paliativos musicales

Definitivamente no estoy pasando por mi mejor momento. Estoy un poco melancólico, triste, pero deprimido no creo. Hay un problema puntual, pero un trasfondo que coadyuva a que el bajon se sostenga.
Sin embargo, he descubierto unas canciones que me permitieron (aunque momentáneamente) levantar el ánimo, e incluso ocultar fugazmente lo que me anda pasando.

La relación entre la música y las emociones, la música y los estados de ánimo, es bien conocida por todos, pues todos la experimentamos frecuentemente. La música comunica, pero sobretodo transmite sensaciones y genera emociones diferentes en cada uno. Cada persona, de acuerdo a su circunstancia y su historia previa, puede sentir de manera diferente ante los "estímulos musicales". Y cuando uno se va conociendo cada vez más, puede saber que clase de musica le genera qué cosas, y se da como una especie de aprendizaje que arroja como resultado que uno pueda escoger qué música escuchar, en qué momento, con quien, etc. Al principio no es intencional, es hasta diría casi inconciente: estamos expuestos a una determinada canción, y sin quererlo, de golpe, sin que haya razonamiento de por medio, esa canción nos genera algo.
Bueno, lo que sucede es que hasta ahora yo estaba manejando mi "emotividad musical" de una determinada manera. Cuando sentía ira por ejemplo, habia una energia que en situaciones interpersonales no podía descargar, por eso esperaba llegar a mi casa y poner música bien power (hardcore, grunge, etc.) y descargar todo. Pero cuando estas triste, melancólico o depre, no funciona (al menos para mi) de la misma manera. La situación es diferente: no hay energía contenida que quiera descargar, todo lo contrario, me quedo sin energías. Poniendo alguna canción pesada y acelerada no vehiculizo mis emociones coherentemente. A quien engaño escuchando una canción como Animal si en realidad estoy bajoneado? . Por eso solía decidirme por escuchar música acorde al momento, como Dumb, Bulletproof... I wish I was, etc. Era un intento de "hacer el duelo".
Pero estos últimos días ni siquiera eso me ayudaba, mi cabeza estaba aturdida por miles de ideas perjudiciales que no me dejaban en cualquier momento. Decidí empezar terapia de una vez por todas, pero esas ideas no se esfuman tan rápido. Yo se que es todo "state of mind", y que a la larga tendré que sustituir esas ideas por otras que me beneficien.

Pero como dije al principio, unas canciones me permitieron, (para mi sorpresa) revertir momentáneamente esta situacion desagradable. Todavía no se por qué Muzzle, Neighborhood 3 (Power Out) y Celebrated Summer tienen esa función reparadora, o mas bien paliativa, pero lo cierto es que me empujan para adelante. Puede que tal vez esté ante una nueva situación de aprendizaje, y que pueda confeccionar mi lista de "canciones paliativas". Por ahora tengo sólo tres canciones, pero sirve para empezar...

Smashing Pumpkins - Muzzle




Celebrated Summer (Husker Du) + Neighborhood #3 (Arcade Fire)


martes, 22 de abril de 2008

Clásicos que no fueron clásicos: "New Pin"

Oceansize, banda difícil de clasificar. Su estilo podría definirse como un rock progresivo alternativo, en la línea de Porcupine Tree. En ocasiones pueden derrumbar paredes con sonidos pesados y duros, y uno puede pensar que se acercan más a Tool. Y en otros momentos se dedican a largos pasajes instrumentales sofisticados, que justifican el calificativo de progresivos, denotando influencias por ejemplo de Pink Floyd.
Pero la canción que hoy elijo (mi preferida de estos muchachos de Manchester) puede considerarse como ejemplo de post rock (otra etiqueta con la que nos podemos dar una idea).
Con esto quiero decir que a Oceansize no se los puede escuchar con ninguna clase de pre concepto, intentar etiquetarlos es complicado.

Por eso quiero referirme no a la banda, sino a una canción en particular: New Pin, tema que pertenece al disco Everyone into position del 2005, aunque fue lanzado como single a principios del 2006. A pesar de que han pasado sólo dos años, no puedo dejar de pensar en esta canción como un clásico que no fue clásico. Radiohead o Coldplay podrían, de haberla creado, haber hecho de ella un éxito importante.
Tiene un aura muy especial, quizá mas de 90's, pues envuelve a quien la escucha en un manto de oscuridad, tristeza y desolación, levitando sobre una letra críptica donde lo único que brilla es el alfiler de un drogadicto. "Pero es todo para vos".
El gran video de esta canción no desentona. Los músicos levitando en lugares fríos y abandonados, rostros que se superponen y deforman...
A pesar de todo, se siente muy bien escuhar estae tema, ver el video. En este momento no estoy muy preciso para hacer una introspección, pero puedo decir que New Pin es reconfortante. Esa melodía tan íntima, el estrbillo tan bello, hacen que uno entre en complicidad con la canción, complicidad que sólo se puede lograr en momentos de soledad, que con Oceansize se vuelven deseables y disfrutables.

Oceansize - New Pin


In goodness wake I’ll always say I do;
That it’s all for you

And the tricks I’d turn would always shine right through;

But it’s all for you

Like a stream overflowing, unpredictable,

Of a new confidence like a new king

Like a breeze levitating to raise a sunken soul
And to the surface shines like a new pin


What junkie says is not what junkie do;

But it’s all for you

And the tricks he turns will always shine right through;

But it’s all for you


Like a dream synchronizing with what I miss the most

A concentrated love from a new queen
Like a wave stabilizing I walk a tighter rope

And my new victim shines like a new pin


Like a dream synchronizing with what I miss the most

A concentrated love from a new queen

And I can feel lies within the gospels that I’m sold

The tactless sentiments are a new pain


But it’s all for you

jueves, 17 de abril de 2008

Estar sano en un mundo enfermo

Un día, en 1972, al doctor Rosenhan se le ocurrió una extraña idea. Llamó por teléfono a ocho amigos y les preguntó si tenían algo que hacer durante el próximo mes. Cuando Rosenhan les explicó lo que se proponía, todos dejaron de lado su agenda, sus trabajos y sus vidas familiares y respondieron que no. No tenían nada que hacer en absoluto durante el próximo mes. La semana siguiente fue extraña para David Rosenhan y sus ocho amigos. Ninguno de ellos se duchó, afeitó, depiló ni lavó los dientes. Además, es probable que el experimento que se proponían llevar a cabo los estuviera poniendo bastante nerviosos. Por fin, una mañana, se levantaron de la cama y se vistieron con ropa manchada o vieja. Salieron de sus casas y se dirigieron, cada uno de ellos, a un hospital psiquiátrico con servicio de urgencias. Eran hospitales de todo tipo, desde los más lujosos a los más baratos. Hospitales psiquiátricos repartidos por todos los Estados Unidos.
Cuando fuero
n atendidos solo mintieron en su nombre y en su residencia. El resto de datos que proporcionaron eran completamente ciertos. Por fin, en todos los casos, en todos los hospitales, el médico les hacía la pregunta crucial.
-¿Por qué está usted aquí, señor?
-Oigo voces -respondían todos.
Debían decir que oían voces, pero que lo único que podían distinguir eran estas tres únicas palabras: empty (vacío), hollow (hueco) y thud (ruido sordo).


Rosenhan estaba convencido de que la psiquiatría tenía problemas graves. Licenciado en psicología y en derecho, Rosenhan se dispuso a preparar un experimento con el que averiguar la fiabilidad de los diagnósticos psiquiátricos: infiltrar un grupo de falsos pacientes. Las
instrucciones que dio a sus amigos fueron bien simples. Solo debían mencionar las voces imaginarias en el momento de su ingreso. Inmediatamente después de ingresar, aquellos que ingresaran, debían decir que ya estaban bien. Lo único que tuvieron que ensayar antes del experimento era como esconder pastillas bajo la lengua. A todos ellos se les diagnosticaron enfermedades graves: esquizofrenia paranoide y psicosis maniacodepresiva (lo que hoy se conoce como trastorno bipolar). Todos ellos fueron ingresados. Los psiquiatras que los trataron explicaron su locura en base a las experiencias personales de cada uno de ellos. En todos los casos, para los médicos que diagnosticaron a los falsos pacientes, sus problemas eran consecuencia de sus experiencias personales. Una vez ingresados todos los participantes en el experimento se comportaron de forma completamente normal. Dijeron a los médicos que ya estaban bien. Que ya no escuchaban las voces. Eran educados, comían y, en teoría, tomaban su medicación, un montón de pastillas que ocultaban bajo la lengua y luego escupían en el váter. Sin embargo todos permanecieron ingresados una media de 19 días, 7 días el que menos y 52 el que más. Todos fueron dados de alta por “una buena reacción al tratamiento y unaremisión de los síntomas”. Ni los médicos ni las enfermeras se dieron cuenta de que sus pacientes estaban completamente sanos. Los locos sí (!!!!!!). Uno de ellos le dijo a Rosenhan: “Tú no estás loco. Eres periodista o profesor” Y otro: “Estás espiando el funcionamiento del hospital”

En 1973 Rosenhan publicó un artículo en la revista Science sacando a la luz su experimento y dejando a la psiquiatría con el culo al aire. Se títulaba “On Being Sane in Insane Places” ("Acerca de estar sano en un medio enfermo") y con él, Rosenhan se ganó el desprecio de multitud de psiquiatras.
Un hospital negó la validez científica del experimento y aseguró la
completa eficiencia de su servicio de urgencias. Lanzaron un reto a Rosenhan: durante los tres meses siguientes debía enviar uno o más pacientes falsos al hospital y éste se comprometía a detectarlos con facilidad. Sus psiquiatras no erraban en los diagnósticos. Rosenhan recogió el guante. Los resultados no pudieron ser más favorables para el hospital ya que sus psiquiatras detectaron con suma facilidad y sin género de duda a 41 impostores.
Sin embargo, Rosenhan no había mandado a nadie... Habría sido interesante contemplar las caras de los psiquiatrascuando conocieron esto, así como saber que fue de los pacientes que, con algún problema grave (alguno habría entre los 41), fueron enviados a casa acusados de farsantes.

Extraído en su mayor parte de Un barco más grande

Impactante no? a pesar de todo lo que leí y escuché sobre antipsiquiatría y otras corrientes (de varias disciplinas, como la antropología médica o la psicología social) que critican al modelo médico hegemónico, y en especial a la hegemonía de la psiquiatría en materia de salud mental,esta es una de las pruebas más contundentes de la falsa sabiduría científica que la psiquiatría pretende adjudicarse, y por lo tanto de la ausencia de motivos científicos que expliquen el enorme éxito de dicha disciplina. Pero más allá de lo que atañe a la psiquiatría, la experiencia de Rosenhan dispara una cantidad de cuestiones referidas a nuestras creencias, actitudes y conductas como personas y como sociedad.


Alguien voló sobre el nido del cuco
Algo que se me vino a la cabeza fue la película One flew over the cuckoo's nest, traducida a veces como "Alguien voló sobre el nido del cuco" o "Atrapado sin salida", ambas traducciones desacertadas pues no transmiten la intención que la película de Milos Forman promueve a través del título. En efecto,la frase viene de una rima que recuerda uno de los personajes (el Jefe Bromden) en su estancia en el manicomio. Su abuela decía: "Uno voló hacia el este, uno voló hacia el oeste, y uno voló sobre el nido del cuco". Cada uno elige hacia donde quiere ir, elige un camino, que no será el mismo para todos, pero debe ser respetado.
En la película (basada en la novela de Ken Kesey) vemos que, de manera similar a lo que harían Rosenhan y sus amigos, Jack Nicholson intentaría, con éxito, ser aceptado en un psiquiátrico, a pesar de ser una persona "sana y normal". Dentro del psiquiátrico conoce a una persona aborigen (el Jefe Bromden) que también decidió voluntariamente internarse a pesar de no ser enfermo mental.
Pero ¿quién es enfermo mental? como podemos saber cuando una persona es enferma si los supuestos especialistas en salud mental no pueden diferenciar a una persona sana de una enferma, o más bien, creen ver un enfermo donde no lo hay?. Una herida al ego de la psiquiatría acestada por Rosenhan, y trasladada al cine por Milos Forman, con un mensaje moral bastante claro.Vuelvo a preguntarme: quién está enfermo? qué fundamentos tenemos para decir que alguien está loco? y una cuestión aún mas preocupante ¿acaso somos cómplices del aislamiento, el encierro de personas que simplemente no se comportan como nosotros?

Foucault
Un autor obligado para quien se preocupe por el tema es Michel Foucault. Aclaro que todavía me falta conocer muchísimo de su obra, pero es él uno de los autores que más ha investigado sobre la locura, tema que forma un eslabón en su doctrina sobre las sociedades de control y los mecanismo de poder que en ellas estan implícitos.

Foucault llama la atención sobre la desestimación del dicurso del "loco", que es rechazado por mecanismos de poder que sólo constituyen como verdaderos ciertos discursos y excluye de la verdad a otros; le quitan al discurso del loco cualquier grado de validez. Y eso cala hondo en las
sociedades de control, que se asemejan muchísimo a la sociedad en que nos encontramos hoy día (hasta el día de su muerte Foucault sostenía que vivimos en sociedades de control). El experimento de Rosenhan vuelve a iluminarnos el panorama: médicos y enfermeras (recordar a la Srta Ratched, la enfermera jefe de la película de Forman) desestimaban a las personas que consideraban enfermas mentales, y los "locos" fueron los que se dieron cuenta de que Rosenhan y sus amigos no lo eran. Su discurso era muy cierto, pero ¿quien va a creerle a un loco?
Aún mas, los "locos" no sólo son desestimados, sino que son encerrados y excluídos de cualquier contacto con el resto de la sociedad, con los normales. Se encierra a los locos con la intención de curarlos? el discurso médico dirá que sí, y gran parte de la población estará de acuerdo. Pero quien sepa en que condiciones viven (sobreviven) dentro de un psiquiátrico, se dará cuenta de que no es así. Simplemente se los vigila y se los controla, y en la mayoría de los casos no se los trata como personas.
En La historia de la locura podemos ver el esfuerzo más sistematizado de Foucault por entender la locura, investigando cómo esta iba siendo reconsiderada de distintas maneras a lo largo de la historia. Intenta hacer la historia de ese gesto de exclusión por el que los hombres se constituyen y se reconocen a sí mismos como cuerdos, enfrentándose al otro, al loco, al enfermo. Al inicio del prólogo incluye una cita de Dostoievsky (otra mente brillante): "Sólo enfermando al vecino, es como uno se convence de su propia salud".


La locura siempre ha sido lo otro, lo diferente, y ha sido explicada en cada época de distintas formas. Pero todas ellas han coincidido en su marginación: la palabra del loco se silencia, pasa a ser la palabra de la insensatez. La locura siempre ha sido, incluso en el lenguaje más cotidiano, el nombre con el que se identifica lo otro, lo ajeno, lo que se escapa del orden y la disciplina de las cosas.
Me gustaría que la gente vea como la anormalidad es rechazada automáticamente, sin ningún fundamento. Casi siempre naturalizamos cosas que son el resultado de una construcción social e histórica. La marginación del "loco" es un buen ejemplo. Me permito ser utópico un momento y tratar de imaginarme cómo serían las cosas si empezáramos a ver más allá de lo que tenemos frente a los ojos.

sábado, 5 de abril de 2008

ABOUT AN IDOL

5 de abril de 1994. La última escena de Kurt. La más cruda y desoladora escena, horrible acto final para una vida que lamentablemente se aproximaba con intensidad al colapso, a la muerte. Ultima escena que, para colmo, se prolongaría durante tres días. El cuerpo sin vida de un astro generacional yaciendo en un ignoto invernadero situado encima de una cochera. Ese lugar que pareciera ser insignificante, minúsculo ante la esplendorosidad de su mansión, fué ese lugar desapercibido el escenario del último respiro del héroe/antihéroe grunge.
La herida de este suceso fue tan profunda que está lejos de cerrarse: especulaciones sobre la muerte de Kurt (suicidio o asesinato planeado por Courtney?), la sobreexplotación de su obra y de su imagen (discos, libros, películas, etc, etc, etc.). Pero nada, absolutamente nada, puede despejar nuestra amargura, la certeza de que él ya no está.
Si escucho Lithium y lo oigo decir "I'm so happy 'cause today I've found my friends. They're in my head" su presencia es tan real como su ausencia, aunque inexorablemente el hecho de saber que su vida real y corpórea ya no existe me provoca una sensación cercana a la angustia, y me lamento de que no existe en el universo una persona que sea capaz de regalarnos esos temas tan bellos, tan cargados emocionalmente, al punto de que unas veces paralizaban, y otras veces movilizaban (o ambas posibilidades simultáneamente).
Algo que lamento tanto como su muerte es el hecho de no haber "pertenecido" a la época que le permitió a Kurt ser cómo era y exponerse masivamente a la mirada de todos. Esa época en que Kurt fué, la época del Kurt "genio incomprendido del rock alternativo devenido en referente generacional", el paradigmático joven americano disconforme con todo y con todos, descreído hasta alcanzar las cotas del nihilismo, un alma torturada sin otro camino que el de gritarle al mundo, incluso escupirle. Ese fué el Kurt portavoz de la generación x, la encarnación por antonomasia de la "decadencia juvenil", del desaliento malhumorado (abusando del concepto de Donald Winnicot).
Y Kurt fue todo eso, aún sin buscarlo. Entonces me pregunto ¿cuanto tiempo podía un ser como él permanecer con semejante carga simbólica?. Así como nuestra etapa de rebeldía, de desaliento malhumorado, de "a la mierda con el mundo" dura pocos años, el referente de ella también debía disiparse brevemente.
Su cabeza era una bomba de tiempo, programada desde muchos años antes del trágico final. Ya en sus últimos años lo único que hacía Kurt era debatirse entre continuar con vida -aún sin encontrarle sentido- o acabar con su permanente estado de sufrimiento mediante un simple acto. In Utero puede considerarse como un reflejo de esta pulseada. No pasó mucho tiempo para que el mundo se enterara del desenlace...

Su vida fue una tragedia. Pero Kurt tenía un don muy significativo: de esa vida que se acercaba a la muerte podía (y puede) exteriorizar todo aquello que, a los que lo admiramos, nos completa la vida...

DO RE MI, aparentemente la última canción de Kurt (grabación casera)