domingo, 24 de agosto de 2008

Primer añito

Hace aproximadamente un año decidí crearme un blog propio. El 24 de agosto de 2007 fue el día en que se concretó una idea que ya venía entreviendo unas semanas antes de dicha fecha, y que encuentra antecedentes un poco más lejanos. Por casualidad, navegando en Internet, googleando, me topé con un par de blogs que me despertaron las ganas de hacer mi propio blog, como espacio para escribir simplemente de lo que tuviera ganas (uno de esos blogs es Cuando el arte ataque, al que todavía continúo visitando).

Antes de saber bien qué era exactamente un blog, solía cada tanto sentarme a escribir en mi pc sobre diversas impresiones y experiencias personales. Ya desde entonces tenía una cierta perspectiva personal para encarar los hechos de la vida. Cuando emergió la idea de hacer un blog, ya tenía mas o menos en mente hacia donde apuntaría. Así es que cuando tuve que elegir un título para el blog, La Cuarta Herida me parecía perfecto para plasmar el estilo que creo mantener, eso de tratar de pensar sobre lo no pensado o intentar una mirada alternativa a las cosas en general, algo que a veces se nota más y otras veces menos, pero que, creanme, trato siempre de sostener. Hoy si hago una mirada retrospectiva y veo mis anteriores post me pongo contento al ver, por ejemplo, uno de los pocos artículos escritos sobre los Wipers en español o un artículo que aborde el tema de la locura desde Rosenhan, Foucault y Milos Forman.

Es curioso que, cuando hace unos años me sentaba a escribir, las ideas surgían espontáneamente y con bastante fluidez, y luego de abrir el blog, las ideas comenzaron a tardar en aparecer. Tener un blog incluso me hizo sentir “forzado” a escribir. Incluso, a raíz de esto, a veces me tentaba la idea de cerrarlo. Pero de a poco comenzé a pensar en lo que realmente sentía: las ganas de escribir siempre vuelven a aparecer, si tomé la decisión de tener un blog era para escribir sobre lo que yo quisiera y cuando tuviera ganas, de eso se trata realmente, asique no me preocupa si dejo pasar mucho tiempo entre una entrada y otra. Por lo tanto, es difícil que pueda mantener una regularidad en la publicación de entradas, o una misma temática en lo que escribo (aunque siempre puede haber un hilo conductor). Igualmente, en primera y en última instancia escribo para mí, quien escribe por voluntad propia para los demás escribe para sí. Por eso no me preocupa tanto tener pocos visitantes (son pocos pero son buenos ;)), siendo además que yo tampoco he estado promoviendo mi blog como corresponde. Es normal que cada tanto visite varios blogs, pero no vuelva a entrar en ellos, asique los blogs que visito frecuentemente son blogs que verdaderamente me gustan. Aprendo mucho de ellos, tengan un estilo similar al mío o no.

Cumplir un año con este blog no es poca cosa, significa para mí que aunque puedan haber momentos en los que no tenga ganas de escribir nada, o no tenga ideas, este espacio seguirá abierto y a la espera de una próxima entrada. Y como “souvenir” de este primer año, dejo los que según mi opinión han sido mis mejores post:

Kurt

Kubrick

Clásicos no clásicos

Wipers

Uno muy personal

Rotten y Lydon

Dalí

Otro de Kurt

Estar sano en un mundo enfermo

Buñuel + Dalí + Pixies

jueves, 21 de agosto de 2008

Oomph!, auténtica aplanadora alemana


Oomph es una banda que la descose. Todavía me parece extraño que llevara tanto tiempo sin conocerla. Los muchachos vienen haciendo música desde principios de los 90, siendo pioneros en fusionar metal con ritmos electrónicos, impulsando el género industrial, género en el que Alemania es potencia, siendo Rammstein la banda más popular por nuestros lares, pero en su tierra natal Oomph goza de la misma popularidad.

En su repertorio hay verdaderas joyas, y muchos hits con estribillos pegadizos, guitarras pesadas y a veces hasta ritmos bailables, aunque se pueden encontrar sutilezas y canciones verdaderamente sensibles.

Su apuesta estética y visual es muy importante: si bien no es ninguna novedad ver mucho maquillaje, mucho negro, mucho piercing entre los “industriales” o “darks” o “góticos” (términos que para nada son sinónimos, pero a mis fines sirven como tales), ellos han sabido darle muy bien su estilo propio, principalmente a través de la figura del líder de la banda, Dero, cuyo look varía a lo largo de su carrera, y al que acompaña de un kinésica muy seductora. Y los videoclips de la banda reflejan todo esto y más, con videos muchas veces polémicos, cargados de erotismo, y otras veces apostando por historias oscuras, a veces basadas en cuentos o films.

Para el que gusta del rock fuerte, contundente y con buenas ideas, Oomph es una banda que no debe dejar de escuchar. Sus realizaciones no tienen desperdicio, aunque se destaca por ser más accesible su repertorio de esta última década, con canciones de la talla de Augen auf! (incluída en la banda sonora del FIFA 2005), Gott ist ein Popstar, Niemand, The power of love, y tantas otras.

Otro punto a destacar es el buen gusto de estos alemanes a la hora de invitar mujeres para sus canciones: Fieber con Nina Hagen, Brennende Liebe con L'Ame Immortelle, o la poderosísima Träumst Du con Marta Jandová.


Y Oomph sigue a toda marcha, ya por estos días están lanzando Monster, su décimo álbum, del cual ya adelantaron un par de singles. Acá dejo un video de lo nuevo de Oomph, Labyrinth, basado en Alicia en el país de las maravillas, y en el que vemos a Dero maquillado cual Alex de Large de La Naranja Mecánica, una joyita…


Oomph! – Labyrinth




Y esto es algo de lo que vinieron haciendo estos años

Oomph! - Augen auf


Oomph! - Niemand


Oomph! feat. Marta Jandova - Traumst Du

sábado, 9 de agosto de 2008

Jean Piaget

A 112 años de su nacimiento

Internacionalmente conocido y laureado como psicólogo de la infancia, su interés ha sido siempre el explicar al adulto (pero concebido como el estadío terminal de una secuencia de desarrollo que lo explica); su fama como psicólogo ha eclipsado sus contribuciones epistemológicas, aunque la psicología que él desarrolló sólo fuera el paso previo necesario para construir una epistemología; teórico decididamente revolucionario, es un hombre de vida apacible, regular, sin sobresaltos; autor difícil, de pensamiento riguroso, sin concesiones para el lector, es un hombre que se cuida muy poco de los formalismos, un expositor de palabra fácil, cuya fina ironía e infatigable humor quiebran la rigidez de las reuniones académicas. Es, para algunos, un idealista kantiano; para otros, un pensador dialéctico que se sitúa en la continuación directa del materialismo marxista; es, para algunos, el que formula las bases científicas de una pedagogía activa y, para otros, el defensor de un proceso de desarrollo con respecto al cual la escuela no tiene nada que hacer, e incluso es mejor que no haga nada. Demasiado grande para ignorarlo, es más a menudo honrado que comprendido.
[…]
Algunos atributos acompañan regularmente la presencia de Piaget dondequiera que vaya: sus gruesos zapatones de montaña, su viejo portafolios del que no se separa, pues contiene siempre algún manuscrito original, algún capítulo de un nuevo libro y los datos de base para la preparación del trabajo subsiguiente; una boina vasca, una pipa ya muy usada y una colección de objetos y papeles en los bolsillos (entre los que se cuentan, infaliblemente, cajas de fósforos de madera que le sirven tanto para encender la pipa como para hacer alguna demostración). Vite regularmente ropa oscura; sus cabellos blancos, abundantes y largos, enmarcan libremente un rostro inconfundible.
[…]
Piaget cuenta en su haber con más de de 14.000 páginas editadas en libros, sin contar una enorme cantidad de artículos diseminados en revistas. (En total unos 1.500 títulos.)
[…]
“Fundamentalmente, soy un ansioso a quien sólo alivio el trabajo. Es cierto que soy sociable y que me gusta enseñar o participar en reuniones de todo tipo, pero siento una necesidad imperiosa de soledad y de contacto con la naturaleza. Después de haber pasado una mañana completa en compañía de otros, comienzo cada tarde con un paseo durante el cual pongo tranquilamente orden en mis ideas, luego de lo cual regreso a mi mesa de trabajo, en mi casa de las afueras. No bien llegan las vacaciones, me refugio en las montañas de las regiones del Valais y escribo durante semanas en mesas improvisadas y luego de agradables excursiones. Es esta disociación entre mí mismo en tanto ser social y en tanto hombre de la naturaleza (en quien la excitación dionisíaca culmina en actividad intelectual) que me ha permitido superar un fondo permanente de ansiedad, transformándolo en necesidad de trabajar.”
[…]Piaget confiesa que, desde sus años de adolescencia escribía diariamente: “Escribía aunque no fuera más que para mí, porque no podía pensar sin escribir, pero haciéndolo de manera sistemática, como si se tratara de un artículo destinado a la publicación”. Cuando interrumpe el trabajo, por la noche, acostumbra dejar una frase comenzada, pero sin terminar. El sostiene que ése es un buen método para recomenzar el trabajo a la mañana siguiente de la manera más eficaz. En efecto, sólo se trata de terminar esa frase, recuperando así el hilo del discurso…

Ferreiro, E. Los hombres de la historia: Piaget


Una muy buena entrevista a Piaget acá

miércoles, 6 de agosto de 2008

Luego de ver Mulholland Drive

Los seres humanos, a partir de cierta edad, somos capaces de planificar un sin fin de acciones sucesivas para alcanzar nuestros diferentes objetivos. Cuando somos capaces de desarrollar plenamente nuestros razonamientos, de explotar las posibilidades de nuestra conciencia, creemos obrar de manera voluntaria, y en cierta medida lo hacemos realmente. Pretendemos ejercer control sobre las situaciones, a pesar de que en algunas ocasiones esto se vuelva muy difícil. Pero por supuesto que son incontables las veces en que las circunstancias juegan en contra de nuestras suposiciones y pretensiones. En estos casos las alternativas subsiguientes que se le presentan a la persona son diversas, y dependen de un amplio conjunto de factores (por ej: la importancia que reviste el objetivo, la motivación del sujeto, la influencia del contexto, etc.) Un individuo inteligente sabrá como afrontar las complicaciones que se presentan en su camino al logro de su meta, bien puede cambiar sus estrategias buscando las que sean más adecuadas en el momento, bien puede buscar una alternativa en el logro de su objetivo. Otra clase de individuo podría renunciar a esa meta, podría considerar que el objetivo es "postergable" o aún que no fuera lo suficientemente significativo para su persona, incluso podría sentirse presionado directa o indirectamente por aquellas personas que lo rodean, resultando entonces que por obediencia o conformidad su objetivo sea suprimido. Todas estas situaciones hipotéticas son posibilidades que efectivamente se dan en la vida cotidiana, de hecho las experiencias por las que atravesamos hacen que nos situemos a veces en el lugar del individuo inteligente que puede alcanzar su objetivo, y otras veces en el lugar del individuo sometido a la influencia del contexto interpersonal.
Pero hay otros casos (que no necesariamente se tienen que dar en todos los individuos en la vida cotidiana) en que la persona es "ciega" a las adversidades, no puede percibir los impedimentos a la realización del objetivo, no es conciente de que no posee el control de la situación. Si además consideramos en estos casos a personas que no sufren un perturbación mental de ningún tipo, el tema se vuelve más interesante. Tengamos en cuenta además que muchas personas que se encuentran en esta situación deforman la "realidad", los hechos que efectivamente estan vivenciando. Es como alucinar, transitar experiencias en las que los hechos son groseramente modificados en función del deseo de la persona (siento que me estoy volviendo muy impreciso con los términos). Debe ser porque pienso esto que me llaman mucho la atención aquellas personas que ven todo "color de rosas".
Ahora bien, el psicoanálisis, o para ser más específico, Freud, sugirió que en los sueños (y me refiero a los productos oníricos que aparecen en el estado del dormir) es frecuente que se de este proceso de "deformar la realidad" en función de un deseo (y ahora sí que hablamos de todas las personas).

Antes de continuar con este palabrerío, quien esté leyendo seguramente se habrá preguntado: ¿por qué carajo Mr. Pergio escribe sobre esto?. Bueno, lo que sucede es que vi la película Mulholland Drive (El camino de los sueños), y el señor David Lynch ha logrado que mi cabeza no pueda dejar de esbozar interpretaciones de la historia narrada en la película (porque, a pesar de no ser lineal, es un relato). El tema es que el personaje de Betty (a cargo de Naomi Watts), quien en realidad se llama Diane Selwyn, es del último tipo de persona que describí. Se encarga de deformar una "realidad" adversa y de crear toda clase de incoherentes momentos, pero que tienen la función de asegurar, aunque sea un trabajo inconsciente, el hecho de que ella es una gran actriz, que el papel protagónico de la película es suyo y que es amada por la persona a quien desea; esto visto a un nivel más amplio representaría el deseo de triunfar en Hollywood y ser estrella de cine. Si continuamos por esta vía, la interpretación podría concluir básicamente que la mayor parte de la película es el sueño de Betty, reforzado por el hecho de que muchos elementos de las vivencias de Betty, como ser nombres, personas, lugares, son intercambiados por otros y alterados espacial y temporalmente, lo que vendría a emular al trabajo de elaboración onírica descrito por Freud.

Pero claro que esta interpretación no agota todo el contenido de la película, quedan muchos otros aspectos que pueden ser explicados de otra manera, y ese es el juego propuesto por Lynch, el de tratar de buscar sentido y estructurar algo aparentemente absurdo. Pero a mí me quedó resonando ese tema de la persona que no puede afrontar una situación que contradice sus objetivos, y que no controla, siguiendo el particular camino de distorsionar los hechos, vivir en un mundo de ilusiones y fantasías, lo que tarde o temprano terminará ocasionando una terrible frustración en la persona al caer en la cuenta de que en realidad las cosas no son como pretendia que fuesen, y ese es otro cantar (el final de la película no es muy alentador al respecto).

Una de los mejores momentos de la peli es la escena del club "El Silencio": "Silencio... No hay banda, no hay orquesta..."; la música se escucha perfectamente sin nadie que la ejecute, lo que está a tono con la idea de que no hay impedimento para que suceda lo que quiero que suceda. La siguiente escena también puede verse de esa forma, aunque también podría hablar de una visión siniestra que Lynch tiene acerca del mundo del espectáculo, pero eso ya me llevaría a otro puerto. En fin, acá dejo la escena en cuestión, una de mis favoritas de la película.